domingo, 26 de abril de 2009
La riqueza de nuestra lengua o la hipocresía del académico
La riqueza de nuestra lengua Un político, que estaba en plena campaña, llegó a un pueblo del interior, se paró arriba de un cajón y comenzó su discurso: - ¡Compatriotas, compañeros, amigos!Nos encontramos aquí convocados, reunidos o arrejuntados, para debatir, tratar o discutir un tópico, tema o asunto trascendente, importante o de vida o muerte.. El tópico, tema o asunto que hoy nos convoca, reune o arrejunta, es mi postulación, aspiración o candidatura a la Intendencia de este municipio. De pronto una persona del público interrumpe, pide la palabra y le pregunta al candidato: - ¿Por qué utiliza usted tres palabras para decir lo mismo? - Pues mire, caballero: la primera palabra es para las personas con un nivel cultural muy alto, como poetas, escritores, filósofos, etc. La segunda es para personas con un nivel cultural medio, como usted y la mayoría de los que están aquí hoy. Y la tercer palabra es para las personas que tienen un nivel cultural bajo como por ejemplo, ese borracho que está allí, tirado en la esquina. De inmediato, el borracho, se levanta y le dice: - Postulante, aspirante o candidato.. . (hic).. El hecho, circunstancia o razón de que me encuentre en un estado etílico, borracho o en pedo... (hic) no implica, significa, o quiere decir, que mi nivel cultural sea ínfimo, bajo o jodido. (hic). Y con todo el respeto, estima o cariño que usted se merece (hic), puede ir agrupando, reuniendo o arrejuntando. .. (hic), sus bártulos, efectos o cachivaches. .. (hic) y encaminarse, dirigirse o irse, derechito: a la progenitora de sus días, a la madre que lo llevó en su seno,o a la puta que lo parió.
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